Autobiografía Naked Snake

Misión Virtuosa. 1964. Me encuentro infiltrado en territorio ruso tras rescatar a Sokolov, un genio de la carrera espacial y armamentística estadounidense recientemente secuestrado por agentes soviéticos. Los rumores dicen que lo necesitan para crear un nuevo arma que les brindará la victoria en la guerra fría: un "Metal Gear". Según el comandante Zero, este arma es capaz de disparar misiles nucleares desde cualquier parte de Rusia hasta Estados Unidos, y ya están en periodo de pruebas. Debo destruirlo antes de que sea demasiado tarde y estalle una tercera guerra mundial. 

Da comienzo la operación "Snake Eater". Nombre en clave: Naked Snake. Para destruir todos los planos del Metal Gear y al propio Metal Gear, primero debo derrotar a los 6 miembros de "Los Cobra", incluida mi mentora desde que fui niño: The Boss. Todavía no puedo creer que traicionase no solo a su patria y desertase, uniéndose a los rusos, sino a mí. Mi realción con The Boss transciende a cualquier relación entre hombre y mujer. Jamás podría verla como a una amante, pero va más allá del cariño que le tiene una madre a su hijo. Sin embargo, ahora la CIA me obliga a matarla. Es un mundo cruel en el que vivimos. Además, ¿cómo pretenden que derrote a la persona que me lo enseñó todo? Es evidente que está muy por encima de mi nivel. Me basta con que el resto de Los Cobra no sean tan fuertes como ella.

Ya llevo semanas en el bosque, vagando de laboratorio en laboratorio hasta encontrar el centro de investigación principal. Puedo sentir que me acerco, y que cuanto más lo hago, más me acecha algo. Todavía no sé el qué, pero hace días que veo el reflejo del sol en cristales entre arbustos. Probablemente me estén observando desde una mira, listos para disparar. Todo apunta a que es "The End", uno de Los Cobra. The End es un veterano de guerra que tiene más de 100 años y es un maestro de el espionaje y la puntería. El comandante Zero me advirtió de que no es humano, y está modificado genéticamente para ser como una planta; es decir, se comunica con el bosque y se camufla con él. Si me despisto un solo segundo, probablemente me mate, así que debo tener cuidado.

También he notado una sombra con ojos moverse entre los árboles, saltando entre ellos como una araña. Ese debe de ser "The Fear", otro integrante de Los Cobra. Los rumores dicen que posee un camuflaje hecho de nanomáquinas para ser invisible como un camaleón, y que dispara flechas venenosas como si fuesen colmillos. Si no soy capaz de derrotar a ambos miembros, nunca podré con Volgin o The Boss, cuyas habilidades están muy por encima.

No. Yo he sido entrenado para esto desde que nací. Mi único propósito al nacer no fue otro que este. Ahora debo demostrar que mereció la pena y que puedo evitar una guerra nuclear. Me detuve en seco, me agaché, y en afinar el oído lo escuché: el sonido de la cuerda de una ballesta destensándose. Instintivamente rodé por el suelo para evitar la flecha impregnada en veneno y la observé para estudiar su trayectoria. Ya sabía dónde se encontraba uno de ellos. Pero al momento de levantarme, un dardo tranquilizante alcanzó mi pantorrilla. The End había sido más rápido. Extirpé el dardo antes de que surtiera efecto, y me puse a cubierto. Si quería derrotar a ambos, debía usar todo el equipo posible, así que me equipé las gafas de visión térmica y el sensor antipersonal, y me preparé para la batalla con una Mk22 y un cuchillo de caza. Ahora ya no me pillarían por sorpresa.

The Fear estaba en mi punto de mira. De nada le servía el  camuflaje si podía ver sus emisiones térmicas. Bastó seguirle con una serie de disparos tranquilizantes para dejarle prácticamente inmóvil. Con los datos que me proporcionó el comandante, pude predecir su próximo movimiento, así que lancé una fruta al campo de batalla y esperé escondido. Como era de esperar, The Fear acudió a la comida para recuperar energía, pero yo me encontraba entre la maleza, acechando. Le agarré por el cuello y lo inmovilicé contra el suelo. Fue irónico ver el miedo en sus ojos, mientras se apagaban lentamente y entre siseos daba sus últimas sacudidas. 

Uno menos, ya sólo restaba The End. Mientras buscaba huellas o pistas que me llevaran a él, escuché un disparo, y acto seguido caí inconsciente. Lo primero que vi al abrir los ojos fue una pared manchada de sangre, y según iba recobrando la consciencia, pude sentir mis manos atadas sobre mi cabeza. La cuerda causaba fricción contra mis muñecas y podía sentirlas a punto de sangrar. Me sacudí intentando liberarme pero de poco servía, The End me había dado caza.

Minutos más tarde, la puerta de la sala en la que me encontraba se abrió, y por ella entraron Volgin, Ocelot, y The Boss; probablemente preparados para torturarme. The Boss me miró con cierta decepción, y Volgin con desprecio, Ocelot simplemente se limitó a observar impasible. Volgin comenzó a golpearme mientras todos observaban. Tras 20 largos minutos, volví a caer inconsciente, bajo el dolor de mis pecados.

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