Stalker (1979) - Dia del espectador


Hablar del cine de Andréi Tarkovski es hablar de un género en sí. Para muchos considerado uno de los mejores directores de la historia, es su estilo poético y anticomercial lo que le llevó a desentrañar aspectos menos explorados del mundo del cine. Su prematura muerte está ligada precisamente a la caoticidad de su obra, además de complicaciones externas como las pautas ideológicas de la URSS, lo que le llevó al exilio debido al riesgo de ingresar en prisión por realizar Espejo (1979), un film con tintes autobiográficos que denuncia las consecuencias de la guerra y la mentalidad de la época. Pese a esto, llegó a realizar Solaris (1971) como respuesta soviética a 2001: Odisea en el espacio (1968), siendo su película más comercial. 


Con solo 7 films en su haber, Stalker fue la última que realizó en sus plenas facultades antes de desarrollar el fatídico cáncer que acabaría con su vida.

Stalker nos coloca desde el primer momento en un ambiente de podredumbre, de desarraigo y mecanicidad, empleando planos muy lentos y desteñidos, dando una sensación moribunda a todos los personajes que nos iremos encontrando a lo largo de la película. Se trata de hacer entender al espectador que este no es un film que romantiza la distopía, pero tampoco la condena de forma directa. Es la realidad que viven y a la que están acostumbrados nuestros personajes, invitándonos a reflexionar sobre nuestra situación en la sociedad industrial y la pérdida de espiritualidad que esta forma de vivir conlleva. Se puede leer como una crítica al capitalismo (proletariado al servicio de una burguesía caprichosa que no es capaz de apreciar nada más allá de sus objetivos) y al control soviético (prohibición de acceso, control de fronteras). Este es un conflicto que se muestra claramente con la figura del protagonista principal, el "Stalker".

La Zona es el punto clave del que parte toda la película. No se sabe por qué, pero un gran poder se esconde dentro de La Zona, un poder que concede el deseo más oculto de todo aquel que consiga acceder a una sala concreta. El Stalker es el encargado de guiar y hacer acceder a todo aquel que pueda permitirse el coste de su trabajo, no sin antes superar diversas complicaciones, como los guardas gubernamentales que tratan de que nadie acceda por su cuenta a ese terreno y las propias pruebas y amenazas que La Zona les presenta. Cuando se alcanza este punto de acceso en la película, destaca como Tarkovski le empieza a dar mucha más importancia al paisaje y los movimientos, con cambios de color más vivos y refrescantes, resaltando el contraste entre la nublina oscura y limitada de la urbe (el predominio de planos fijos extensos en la ciudad limita la imaginación del espectador, con lo cual se consigue un efecto carcelario y opresivo, es cuando llegamos a La Zona que se nos muestra por primera vez un paisaje vivo y nítido)

Todo el rato, la película enfatiza el viaje como una peregrinación, un camino que no es concreto ni lineal, en el que se ha de tener fe para avanzar, aunque las direcciones parezcan ser contradictorias. Los 3 personajes que marchan hacia la sala oculta representan cada una de las perspectivas que se pueden adoptar. Por una parte, el Stalker venera cada uno de los rincones de esa tierra tan distinta al poblado marchito en el que habita como señal de respeto y agradecimiento, es temeroso, pero avanza y está convencido de sus decisiones. Luego tenemos a los otros dos personajes, parecidos en esencia y distintos en sus características. Ambos son tentados por el poder de la sala, no se paran a apreciar el camino o tratar de entender sus porqués, son subyugados poco a poco a las órdenes del Stalker, aunque se posicionan inicialmente en su contra y las dudas y arrogantes decisiones que toman se disipan conforme avanzan.

frame de la película


Para ahorrar spoilers, pasaré directamente a mis conclusiones finales.

La fuerza de la película radica en esta idea de la peregrinación, no como un viaje del héroe, sino como un viaje cuyo objetivo pierde fuerza y sentido conforme se avanza, pues la dificultad del camino obliga a pensar concienzudamente si ese objetivo realmente merece la pena. Se tratan temas como el egoísmo, el deseo, la ambición, los valores espirituales, la fragmentación de las mentalidades según la clase, el amor, la naturaleza, el miedo... Una película lenta para los tiempos que corren, pero que merece totalmente la pena si se le presta la atención que necesita.

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