El contador de cartas - El día del espectador

Durante estas vacaciones de Semana Santa, he aprovechado para buscar una película que me pudiera resultar interesante. Después de revisar algunos tráilers, me decanté por y decidí darle una oportunidad.


La película narra la historia de redención de un exmilitar que pasó 10 años en prisión por abusar de los reclusos. Él junto con los demás guardias, grababan los abusos que cometieron de forma violenta a los presos en la cárcel. 
Pero, cuando los videos salieron a la luz, todos los guardias involucrados fueron encarcelados, excepto el jefe de los guardias, John Gordo. A pesar de ser culpable, no fue condenado porque no aparecía en los videos.
Al salir de prisión, William Tell queda marcado de por vida y se convierte en una persona desconfiada y maniática. Llegando al extremo de tapar todos los muebles de su casa y desconectar todos los dispositivos electrónicos. William aprovecha su talento adquirido en prisión para jugar al póker y ganarse la vida en los casinos. Sin embargo, en una exposición de John Gordo, William se encuentra a Cirk, el hijo de un guardia de seguridad de la cárcel que también fue condenado por tortura, que acabó suicidandose. Cirk le revela a William que tiene un plan para vengarse de John. William invita a Cirk a acompañarlo a los casinos, donde conocen a La Linda, una mujer que les ayuda a ganar más dinero para pagar las deudas de Cirk.

La idea que plantea la película me parece muy interesante, pero quizás se podría haber llevado mejor. Me parece que la historia carece de momentos interesantes y que te mantuvieran intrigado durante el transcurso de la película, además como habréis podido observar el resumen no muestra un argumento muy interesante, pero al final la historia da un giro de 180 grados y nos deja con un final interesante. Aún así creo que si esta película fuese más corta, sería mucho mejor, porque hay muchos momentos de diálogos vacíos y escenas que no aportan nada a la trama.

El único motivo el cual te mantiene pegado a la pantalla es la fantástica actuación de Oscar Isaac. Su interpretación encaja al dedillo con el papel que busca Paul Schrader: una persona fría, seria, inexpresiva y calculadora. Además, la película logra transmitir varias sensaciones mediante el uso de recursos visuales ingeniosos, como el uso de un ojo de pez distorsionado.    


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