Preámbulo
El Abismo de Helm, ubicado en el Reino de Rohan, es una
fortaleza inexpugnable ubicada en un profundo valle rodeado por el Monte Ered
Nimrais. Hornburg Keep y Helms Deep protegen la entrada al valle y sirven como
último refugio seguro para los Rohirrim ante la inminente amenaza de Isengard.
El Asedio a la muralla
Con la llegada de los elfos
comandados por Haldir al campo de batalla, el escaso número de defensores situados
en Cuernavilla se triplicó, aportando la esperanza necesaria a los
desmoralizados hombres de Rohan. En consecuencia, los soldados de Rohan ocuparon
la fortaleza mientras que los elfos defendían la muralla, ayudando a que las
unidades se mantuvieran unidas; especialmente dada la situación en la que se
encontraban, ya que hombres y elfos ni si quiera hablan el mismo idioma ni
comparten las mismas tácticas de guerra.
Saruman el Blanco, completamente corrompido
por su sed de poder y en consecuencia de la alianza con Sauron, envió un
ejército de más de 10,000 uruk-hai, orcos y huargos con el objetivo de arrasar
al pueblo de Rohan y dejar Gondor indefenso y sin aliados.
Los aliados de Rohan, liderados por el Rey Théoden y sus
fieles guerreros -entre cuyas filas se encontraban Éomer, Aragorn, Legolas y
Gimli-, se preparan para resistir el asalto en la fortaleza.
Una vez comienza la batalla y los
Uruks Hai arremeten contra los muros, Aragorn ordena a los arqueros que se
preparen, al grito de: “¡Cargad, apuntad y disparad!”
Miles de cuerdas pertenecientes a pesados arcos son sujetas
en tensión al unísono, preparándose para bañar al enemigo en un mar de flechas
y sangre.
El rey Theoden, tras leer las intenciones de Aragorn, ordena
también a los suyos que disparen una ráfaga de flechas directa al enemigo, y el
campo de batalla se tiñe negro de las flechas eclipsando la luz.
Pese a todo, los Uruk Hai consiguieron colocar las escalas
bastante cerca del muro y consiguieron asediarlo poco a poco.
Batalla en la puerta
La noche cae y con ella llega el ejército de Saruman,
lanzando oleadas de ataques contra el Gran Muro. Los rohirrim defienden
valientemente, pero la superioridad numérica de los atacantes y el uso de
explosivos para abrir una brecha en el muro ponen a los defensores entre la
espada y la pared.
La siguiente parte del plan de Saruman era conducir un ariete hasta la puerta de la fortaleza, acción que los Uruks ejecutaron en formación de Tortuga -formación muy utilizada por los romanos para resguardarse de los proyectiles enemigos- y que les permitió protegerse de flechas y enemigos indeseados hasta llegar al portón. Saruman consigue aprovechar la debilidad del muro bajo haciéndolo saltar por los aires con explosivos que el mismo creó.
Clímax en el patio
Con una gran brecha en el muro bajo, el enemigo tenía vía
libre para infiltrarse y combatir las filas de defensa de Rohan. Llegados a
este punto, carecía de sentido defender el adarve o el patio, puesto que la avalancha
de enemigos era imparable. Aragorn tomó la decisión que creía más conveniente:
disparar a los Uruk que accedían por la brecha utilizando a los arqueros colocados
en el patio. Una decisión acertada que debió mantener hasta agotar todas las
flechas, ya que la brecha era bastante pequeña y manipulable, y los cadáveres
de Uruk comenzaban a apilarse, dificultando a los atacantes acceder al patio.
Desgraciadamente, la decisión fue fugaz, y Aragorn hizo que
disparasen solamente una vez, para acto seguido cargar contra la masa de
enemigos que accedían con largas picas al patio. Cientos de elfos fueron
sacrificados en ese instante de la batalla.
Tras ese momento, que podría definirse como el más crítico,
cuando la batalla parecía perdida, Gandalf el Blanco aparece en el horizonte junto
al amanecer, acompañado por Erkenbrand y un contingente de rohirrim del Folde
Oeste. La caballería carga cuesta abajo, dispersando a las fuerzas de Isengard
en una maniobra decisiva que cambia el curso de tan encarnizada batalla.
La retirada
Con la llegada de Gandalf y los refuerzos, los defensores
logran repeler el asedio. Además, los Ucornos, criaturas del bosque despertadas
por la guerra contra Saruman, emergen y atacan a los orcos que huyen
despavoridos, sellando así la victoria de Rohan.
Esta batalla no solo representa una victoria decisiva para
Rohan sino un punto de inflexión y esperanza en la Guerra del Anillo. La
derrota de las fuerzas de Isengard debilita significativamente a Saruman, y
demuestra la resiliencia y el valor de los pueblos libres en la Tierra Media.
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